Cada mañana cuando nos levantamos, saludamos a San Julián.
El patrón de nuestro pueblo nos vigila desde su campanario con la mano extendida, y desde la ventana del dormitorio ya se ha convertido en una costumbre para mi hija darle los buenos días.
Así que ¿porqué no probar a pintarlo?
Aquí tienen, la iglesia del pueblo, con su san Julián saludando en todo lo alto.
Óleo sobre lienzo.
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